viernes, 26 de julio de 2013

POLAROIDS MUSICALES 5: Música para ferias de libro


A finales de los setenta, el infatigable e inquieto Brian Eno, empezaba a delinear aquella colección de música ambient –género que él mismo acuñó para su selecta producción de pistas instrumentales llenas de minimalismo, sosiego y reflexión– que estaban concebidas como parte de una instalación sonora, luego de que él mismo quedara atrapado en un aeropuerto años antes. La primera plaqueta de esta colección de discos “extraños” para la época, se llamaría Ambient 1: Music for Airports; una composición de sintetizadores, efectos vocales y loops invertidos, diseñados para contrarestar el estrés que producen los aeropuertos con sus ruidos, prisas y demás voluptuosidades sonoras, que muy fácil desesperan a cualquiera.

Su idea, en todo caso, siempre me ha parecido algo genial. Un súbito y enérgico intento por diferenciar su producción minimalista en contra de la música enlatada o “música para elevador” de esa época; típica de los ambientes institucionales, públicos o privados que saturaban los oídos con musiquita ligera a cargo de Paul Mauriat, Henry Mancini, Kenny Rogers, Tony Bennett, Air Supply, The Carpenters, Chet Atkins, Herb Alpert o el pianito desesperante de Richard Clayderman.

En Latinoamérica –específicamente Guatemala–, es inevitable encontrar música enlatada por todas partes: El supermercado, el centro comercial, la tienda de departamentos, el elevador, la salita de espera, la cola del banco, la clínica del dentista, la boda del amigo y hasta en la casa de los tíos, que supuestamente, pintan de ser los menos “cuadrados” y los más hippies de toda la familia.

Sin importar el lugar, siempre estaremos rodeados de Barry Manilows, Kenny G’s, Michael Boltons, Mariah Careys, Barbra Streisands, Céline Dions, Juanes, Manás, Shakiras, Arjonas, Marc Anthonys, Jerry Riveras, Raúl di Blasios y hasta en el peor de los casos, de reguetón instrumental o de Guns ‘n Roses al mejor estilo de la bossa nova más deprimente y consumada.


Por eso, a horas de empezar mi travesía en la X Feria Internacional del Libro de Guatemala, me propongo (y les propongo) una lista de once discos nuevecitos –recién salidos del estudio– y la lectura de varios libros nuevos, para aguantar el desolado paisaje que dibujan más de ocho horas diarias en un stand de dos metros por dos metros; en el que vender libros nacionales (Vueltegato Editores, Alas de Barrilete Editorial, Editorial X y otros proyectos editoriales) resulta ser una aventura contra la corriente.

Excluyo de esta lista, algunos discos reseñados anteriormente y algunos que aún no he podido escuchar con el merecido afecto que se merecen. Pero en el mejor de los casos, el playlist promete que me asignen como DJ oficial de FILGUA 2013. Lo cual, como sabemos, no va a suceder aunque muchos de ustedes piensen lo contrario.

Así que no se sorprendan ni desesperen, por si dan una vuelta por el Parque de la Industria (del 26 de julio al 4 de agosto) y la música que esté “tronando” sea la peor tonadita de bachata, merengue popular o reguetón evangélico.

Ya dicho todo esto, quedan advertidos.

Ahora bien, abróchense los cinturones porque despegamos con nuestro listado de "Música para Ferias de Libro". Disfruten del viaje.


BOARDS OF CANADA
Tomorrow's Harvest
Escocia

Un disco hermoso, purista desde su concepción electrónica y extremadamente bien hecho. Lleno de sonidos a destiempo y retóricas ambientales que lo rellenan en sus esquinas más vacías. Una hora de éxtasis rítmico y variantes hacia el Downtempo y el IDM, muy parecido al Virgin Suicides de Air, pero muchísimo más lento y experimental. Hecho, sin lugar a dudas, para la banda sonora de una película de ciencia ficción escandinava o italiana que aún no ha sido filmada. Tomorrow’s Harvest es perfecto para ponerlo de fondo mientras hordas de estudiantes se avalanzan sobre las mesas de separadores gratis, y yo leo a Henry Parland o Irvine Welsch, recostado sobre la silla plástica en un trance de auroras boreales o soles de medianoche.



LEMAITRE
Relativity 3, EP
Noruega

Con quince minutos de este EP es suficiente para dejarlo claro: Es música diseñada para bailar al mejor estilo del Electroclash o el House francés. Un disco obligatorio para todo aquél que le guste bandas como Cassius, Daft Punk, Modjo, Bob Sinclair, Alex Gopher, Uppermost o Justice. Demasiado pop para los houseros y demasiado electrónico para los Indiepop. En sí, una joyita para reventarse de sol en estos días de lluvia (¡maldito trópico!). Música perfecta para que las universitarias de primer año se acerquen a ver los libros del stand y quieran comprar algún libro, sólo porque hay buena música de fondo. Quiero decir, pegajosa. Ese es el gancho, la literatura es lo de menos.


JAMES HOLDEN
The Inheritors
Inglaterra


No es nada nuevo hablar de James Holden. Ha colaborado en numerosos remixes para artistas como Madonna, New Order o Depeche Mode; y además, es conocido por su larga carrera como DJ internacional. Pero bueno, de pinchar discos a producir música hay una diferencia enorme. Hace unos seis años vino a Guatemala y fui a verlo. Tocó exageradamente bien. De todos esos años guardo algunos momentos memorables: Miguel Migs, Satoshi, Digweed y claro, Holden. Pero como decía antes, de pinchar a producir hay un abismo matemático de grandes proporciones. En su música hay mucha experimentación orgánica, por decirla de alguna manera. Hay mucha mística, mucha sicodelia, mucho ritual sonoro, mucho orden (desordenado a su manera). Cada pista es una nebulosa de reverbs, loops y sonidos que se aprietan los unos a los otros. Tengo muchos años de no meterme drogas sicotrópicas y esto es lo que me produce escuchar su música: “Una espiral matemática y tecnicolor que se desintegra”. En este disco, Holden explora las texturas de una simetría hasta fragmentarlas por completo. Es IDM, Techno, Minimal, Noise, Trance, de todo. Además, en cada pista uno siente un temblor justo debajo del pecho. Las capas de sonido son innumerables. Todo en este disco es alucinación y asombro. Por eso no se sorprendan que si tengo los audífonos puestos en el stand, es porque no quiero que me chinguen. De seguro estoy escuchando a Holden.


GROUPER
The Man Who Died In His Boat
Estados Unidos


No hay duda que el drone o zumbido, ha estado presente en tantísima música sin que nos hayamos dado cuenta: Chopin, Bob Dylan, The Beatles, Roxy Music, The Velvet Underground, Tangerine Dream, Kraftwerk, Sonic Youth, Radiohead, John Cage y la lista continúa. El drone es un efecto sencillo que consiste en un zumbido repetido que al sostenerlo por mucho tiempo o interrumpirlo, produce otro efecto. Este disco tiene mucho de eso, destila ruido y oscuridad, conjugados de una forma desinteresada y Emo por la vocalista, que tiene su atractivo y su “algo”. Por momentos parecieran mantras y por momentos quejidos de una fiesta gótica. Mucho de Ambient, Noise, Japanoise, Industrial, Postindustrial y No Wave. También mucho de arte conceptual, pero abrillantado por las voces, las guitarras y el Wurlitzer que le da un efecto casi religioso. Ideal para exorcisar y desacralizar a la poesía contemporánea guatemalteca; o también, para pegarse un tiro mientras se lee “Siendo puta me fue mejor”. Un disco bastante extraño, pero que merece oídos.



PET SHOP BOYS
Electric
Inglaterra

Que este dueto siga haciendo discos después de treinta años de carrera no es lo que me inquieta. Lo que me sorprende es que cada disco sea un nuevo descubrimiento, a pesar de que la base rítmica es la misma resultante de una ecuación que les funciona muy bien: Synthpop + EDM = Éxito. Y como siempre, aderezado con la voz inmortal de Neil Tennant. No sé, por momentos he tenido mis distancias necesarias con PSB, pero siempre, siempre hay un imán sonoro que me atrae a su música. A lo mejor es que suenan tan parecido a bandas que de verdad me gustan: The Psychedelic Furs, Tears for Fears, Alphaville, The Human League o Eurythmics. Lo que sí, es que en este disco no hay mucha experimentación. Todo es idéntico a sus discos más exitosos: Please, Actually, Introspective, Behaviour y Very. La única diferencia, es que ahora no suenan a New Order y se parecen muchísimo más a un Kraftwerk vocal y punchispunchischero con distorsiones. Los sintetizadores, por su parte, brillan diez veces más que en toda su carrera. Sin dudas, es su obra maestra. Muy acertada para atraer gente fiestera al stand en los días que esté muerta la Feria del Libro. Lunes, martes y miércoles, por ejemplo. A eso de las tres de la tarde, cuando el único amuleto sea un libro de Kerouac, Foster Wallace o Selby.


THUNDERCAT
Apocalypse
Estados Unidos

La primera vez que escuché este disco no supe cómo catalogarlo. Es un disco funky, jazzy, electrónico, sicodélico y muchas cosas más. Me encantó su frescura. Además, que este compa haya trabajado con Flying Lotus, Erykah Badu y Suicidal Tendencies, le da un aire de mística y contrareidad a todo lo que hace. Las primeras tracks son pistas muy pegajosas, muy al estilo del R&B o Soul etentero; pero luego el disco se va volviendo más obtuso y dramático, lleno de aristas de D&B y distorsiones exageradas. Luego, regresa al disco y se convierte en una amalgama de “cosas raras” hasta cuajar en más de alguna baladita “sin sentido”. Quizá, eso, es lo que más me gustó del disco; que no es una sola pieza sino que está hecho de manera individual, quiero decir: pista por pista. Un disco para ponerle atención y escucharlo sin prejuicios. Por eso, querido hipster, esperamos tu visita y tu billetera abierta por el stand.


JON HOPKINS
Immunity
Inglaterra

Que un músico no necesite de la palabra para generar atmósferas verbales o fonéticas, es lo impresionante. Jon Hopkins se ha codeado con músicos como el mismo Brian Eno o Massive Attack; además, tiene en su historial una colaboración intrínseca con Coldplay, a quien evitaremos en esta columna hasta que no saquen un disco como A Rush of Blood to the Head. En fin, JH es un músico casi de culto para muchos productores contemporáneos a él. Más que DJ, es productor y compositor de tres discos alabados por la crítica, todos anteriores a éste, que en particular, nos invita a la fiesta desenfrenada y a la apreciación de capas de sonido, muy propias del techno y la electrónica. Pero no todo es baile, eso sí. En canciones como “Abandon Window”, “Form by Firelight” e “Immunity”; una descarga violenta de pianos nos saca el corazón de la camiseta y nos hunde en un mutismo perpetuo, digno de toda melancolía y todo proceso creativo, que de seguro nos puede mandar al cuadrilátero de la hoja en blanco. O si nos ponemos más rudos, no hay duda que este sería el disco indicado para la venta de madrugada de FILGUA, aunque también, no hay duda, es el disco perfecto para acompañar una lectura de Céline o Bolaño, sobre todo con la última media hora del disco, que es un vaivén de arritmias contenidas y armonías en exceso.



THE KNIFE
Shaking the Habitual
Suecia

A The Knife se la debía desde hacía meses. La primera vez que escuché este disco no lo entendí, me pareció pretencioso y exagerado, bastante ruidoso para mi gusto. Luego lo fui escuchando más veces y le fui encontrando sentido, y hasta un poco de aprecio. Este dueto de suecos son el ejemplo más adecuado para definir “experimentación”. Sus discos anteriores me parecían hasta entonces, mucho más concretos y digeribles; una mezcla entre Björk, Röyksopp y Vive la Fête, pero menos glam, menos pop y muchísimo más intolerante. Desde el inicio del disco, un torrente de gritos y sonidos propios del IDM, estallan en los oídos. Luego el disco se va oscureciendo poco a poco hasta llegar al límite del Dark Ambient, el Drone y el Techno más tosco. Por último, parece un despliegue de catársis musical que termina por estallar y encuentra su balance. “Es música loca diseñada para locos”, así lo defino. Creo que es uno de los mejores discos que se han hecho este año, y además me demuestra otra vez, que el frío de Suecia, Islandia, Finlandia y Noruega; hace que mucho del mejor arte (literatura, música y cine) provenga de este rincón olvidado y pacífico. Sin lugar a dudas, un disco brillante y agresivo, que me encantaría celebrar en vivo. Perfecto para “loquear” cuando lleguen de visita los amigos escritores y diseñadores al stand. Sin duda alguna, les va a encantar.



DJ KOZE
Amygdala
Alemania

Este es el disco que más he escuchado en las últimas semanas. Por lo menos unas quince veces. ¿Cómo lo conseguí? Eme Jota me lo regaló una tarde en la que todo era frío y lluvia. Después de eso, el disco se transformó en luz y calor inmediato. Desde la primer canción hasta la última, es una belleza sonora y experimental, llena de loops, grabaciones, vocalizaciones, cortes, efectos, sonidos extraños y una gama de osciladores remezclados; pero todo puesto minuciosamente en su lugar, de manera sobria y al parecer, con hartas sesiones de trabajo detrás. Es decir, no tiene ninguna imperfección. Todo es un “copy/paste” de capas y una base rítmica concisa que cualquier productor de electrónica quisiera hacer. No es de menos, Koze o Adolf Noise es un músico que viene experimentando con Hip Hop, Microhouse, Electropop y otras tantas cosas con nombre según leía por internet. Al parecer, su música ha transformado la escena musical alemana y su experimentación le ha valido el respeto de músicos como Apparat (Moderat) o Caribou, quienes colaboran en este disco. Ahora bien, hablar en qué género lo meteríamos es lo que menos importa. Lo más sano es que escuchen el disco con disposición y fílin. Les comparto dos canciones que no los van a defraudar: “Royal Asscher Cut” y “Nices Wölkchen”. Al ver estos videos, me dan ganas de proyectar películas y cortometrajes en el stand. Si me animo, lo haré público vía Twitter.


ATOMS FOR PEACE
Amok
Inglaterra-Estados Unidos

Bueno, qué les puedo decir de este disco. Hay mucho y poco qué decir sobre Amok, que la mejor manera de empezar es agradeciendo por la excelente joya que nos regalaron este quinteto de locos: Flea, Godrich, Refosco, Waronker y Yorke. Sin lugar a dudas, el proyecto más ambicioso entre músicos reconocidos y comerciales de esta era. El disco, a grandes rasgos, parece un ejercicio entre Godrich y Yorke, quienes vienen trabajando desde hace veinte años con Radiohead y otros proyectos. También es la resultante de la prolífera producción de Yorke y la insistente facilidad que se le da a Godrich producir y ordenar música. Pero bueno, para hablar del disco es necesario decir que brillan los efectos, los loops y las percusiones –que lo hacen muy parecido a The Eraser o Hail to the Thief–. La diferencia, quizás esté en la velocidad y el abanico de instrumentos y sonidos que aparecen en cada una de las pistas. Además, la letras dejan de tener una pretención política y se estremecen más en lo personal y existencial. Sin dudas, este disco será el que más suene en el stand de Vueltegato Editores. Quiero decir, en los momentos en los que no esté leyendo o releyendo, porque este disco, es para cantarlo y bailarlo al lado de un buen vino tinto y con los ojos puestos en la pista de baile. O sino, para hacer una coreografía digna de YouTube en los pasillos de la feria.


APPARAT
Krieg und Frieden (Music For Theatre)
Alemania

Si llegaste hasta acá, hay varias opciones: Uno, sos melómano como yo y querés escuchar música nueva. Dos, no te gusta la música ni lo que escribo, pero sos curioso/a. Tres, sos corrector/a de estilo y me estás haciendo pedazos en tu bloc de notas. Cuatro, sos stóquer. La verdad, no me importa, lo bueno es que llegaste hasta acá y talvez ya estás bajando los discos o anotando los que te interesan para escucharlos después. Lo que sí, es que tenés que bajar Apparat a como de lugar, no hay opción. La idea de esta crónica/reseña me surgió, también, por un pensamiento arbitrario sobre la música clásica alemana (Bach, Beethoven, Brahms, Händel, Offenbach, Mendelssohn, Schumann, Strauss, Telemann, Wagner, etc.) y el incremento de las nuevas tecnologías en la producción actual, que sin lugar a dudas, nos antepone a un ciclo de renovación musical y creación a partir de la individualidad sonora. Pero eso es un ensayo que no viene al caso. A lo que quiero llegar, es que la mayoría de esta música puede resultar aburrida, desabrida, sinletra o en pocas palabras: inservible. Pues está bien, cada quien a lo suyo. La primera vez que escuché este disco de Apparat, me pareció una joya. Un puñado de sonidos lúcidos y una simetría de beats que lo inundan de principio a fin. Es una obra maestra que conjuga lo clásico con la vanguardia. Es el disco perfecto para releer Chéjov y Saramago, o empezar ese de Palahniuk que me está llamando desde hace meses.


EPÍLOGO A MANERA DE ACLARACIÓN

Estos once discos no están seleccionados al azar. Corresponden a la primer idea de Brian Eno, y además, proponen al oído sensitivo y despierto, lo más fresco de la música contemporánea en todas sus variantes experimentales y electrónicas. Además, todos los discos han salido a la venta en lo que va del 2013, por lo que sintetizan la idea de utilizar la tecnología digital, y no análoga, como plataforma de creación.

En esto último, fui muy meticuloso.




Columna quincenal publicada en Esquisses.

viernes, 12 de julio de 2013

AHORA O NUNCA: Rayuela en 50 miligramos de furia


Desde hace dos semanas, se están celebrando los 50 años de la primera aparición de Rayuela, el libro mítico de Julio Cortázar. Un “librito” que, después de medio siglo, aún es puerta y laberinto para muchos; además de conservar una validez contemporánea que constantemente se renueva, sobre todo en ritmo, recursos estilísticos, temporalidad, estilo, etcétera, etcétera y etcétera.

En lo personal, sus páginas alguna vez fueron detonantes que me adentraron al universo del jazz y a otras tantas revelaciones. Desfiladero de beats, arritmias narrativas y sobre todo, de cátedras memorables donde el bebop y el swing son irrepetibles y necesarios. Toda una delicia sonora. Un trance melódico del París del siglo pasado. Una belleza y sincronía musical.

Además de leer fragmentos y textos personales en una Cena-Libro conmemorativa a Rayuela, en un rinconcito culinario llamado Rocamadour, esta es mi manera –un poco extensa pero meritoria– de rendirle un homenaje al “Libro”, y trazar un viaje a través de sus tres capítulos y más de quinientas páginas sumamente explorativas.

Es ahora o nunca, no hay después. Para luego es tarde.


Pulsa aquí para leer la nota completa en Esquisses.

viernes, 5 de julio de 2013

LA POESÍA es una esquina luminosa

Corasón no lleva zeta (Palo de Hormigo, 2013)

“Para escribir poesía, no es necesario haber leído tanto”; le escuché decir a un narrador fanfarrón que lo que hacía, era interpolar suposiciones baratas, sacadas de la manga, y que al final de todo, resultaban ser estruendos vociferantes a un público que parecía hipnotizado por su don de clarividente poético y político saltimbanqui. “Así no es la cosa”, le dije a la señora que tenía al lado y me largué de la presentación sin despedirme de esa bola de charlatanes sinsentido. Ya estando afuera, encendí un cigarro y me puse a pensar que la poesía, después de tantos siglos de permanencia, es una construcción de muchos elementos que se necesitan los unos a los otros. Entre estos elementos está la sensibilidad, el pragmatismo, la creatividad, y sobre todas las cosas, la lectura. Además, la poesía es una esquina luminosa que nos protege de toda la oscuridad transcrita que nos duele desde el pozo que llevamos dentro.


Ahora bien, cuando avanzo hacia los rincones subterráneos de Corasón no lleva zeta, este libro de Mariano Cantoral –a quien conocí por su facilidad retórica de hilvanar semánticas en una lectura poética del Centro Histórico capitalino–, pienso en ese fanfarrón que mencionaba anteriormente. De seguro no entendería ni una sola imagen, o lo mejor, se sorprendería de lo que un poeta, académico en el vasto sentido de la palabra, hace con el sagrado y fulminante utensilio del lenguaje. Muy parecido a lo que hace Cerati.

En este libro, la palabra lo es todo, porque es la resultante de un ávido lector y un escritor aguerrido que experimenta con el lenguaje hasta los límites. Tal pareciera, que Mariano es de esos poetas a quien la palabra se le adherido con sus imágenes y sus posibilidad de símbolos imaginativos, ya que cada uno de los poemas acá reunidos, son una representación gráfica de que la poesía es un ejercicio que toma tiempo, experiencias, desempleos, canas, soledades, vacíos y mucha minuciosidad (quirúrgica) para desprender la dermis de lo cotidiano e invandir la profundidad de todos “los nervios de los nervios ensangrentados”.


A Mariano, parece que la poesía le fluye naturalmente. Es su lenguaje, su oxígeno, su modus vivendis. Es su colmena con miel picante, donde construye rascacielos y champas en el aire. También es su taza de vidrio donde toma té de tilo y arranca las intranquilidades abruptamente. En sí, el libro es un pequeño universo, donde se puede comprender a las huestes sonámbulas que nos habitan y, que de alguna manera, nos invanden con sus poporopos, avenidas y matasingas a diario.


Corasón no lleva zeta, es un mapa transitado por la horizontalidad de la metáfora, que todo lo alcanza y lo comprende. También es un libro en el que el lenguaje común se amplía, y por momentos se contrae, llenándolo de furia académica y versatilidad insolente, llena de posibilidades y consencuencias sagaces. Además, es un diario fotográfico en el que la palabra es su mejor recurso y aliado.

No hay duda que este libro es un regalo para tiempos mejores.

Además, de una solitaria inmersión en la poesis de un poeta brillante.


Les copio cuatro poemas:


AUTOCHURRASCO

Anochece noche a noche
llega el día, sucede,
empujas para las afueras
lo que está en ascuas,
quema y duele,
no arde pero chamusca
soy esa carne comestible
que se sazona con saliva.




ESTADO

El estado y el regente
que yo anhelo
no está descrito
en un libro
de Bodín
sino en mi cabeza
empaquetada
en una utopía.



CÉLULAS

Dicen que como todos,
soy un conjunto de células.

No lo creo.

So soy una suma de algo,
será indudablemente de rarezas.

Molusco, celenterado o bizarro,
mi organismo no permite ser encajado
en la taxonomía de algún letrado.

Mi organismo es como cualquier otro
un ente movedizo e inconstante,
policromo, espantoso y evanescente.



TRISTEZA

Cuando el río nos lleva la tristeza
y no hay amor, para nada lo hay
defínanlo como putas quieran, no lo hay
odio eso, Dios lo sabe, alguno lo sabe
no hay que pintar carrozas rojas
cañones de artillería beligerante
figuras estampadas en casas rodantes
besos en las mandíbulas rotas,
el pelo se cae se cae,
porque este cuerpo se mina se mina,
cobra caro el petróleo de los años mierdas
dos cervezas, testigos presenciales
son víctimas también del sistema.



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Corasón no lleva zeta
Mariano Cantoral
84 pags, Palo de Hormigo, 2013
ISBN: 978-9929-644-04-05