lunes, 31 de marzo de 2014

ELE MIGRANTE

Fotos: LA ERRE y Carlos Alomse
«Quiero la vida como es», Ishto Juevez.

Hace un par de semanas -con un texto que hablaba de la felicidad y otros delirios- acompañé a mi camarada de vida, Ishto Juevez, en la presentación de su disco ELE MIGRANTE.  Todo bien. De lujo. Una noche hermosamente bien hilvanada por artistas y músicos amigos. La idea era celebrar su disco a través de una presentación llena de teatro espontáneo y sonidos funky. El lugar: LA ERRE. Ahí, en ese espacio que lo celebra todo. Una noche bien, como nos gusta, con casa llena y bebidas sin freno.

Eso me hizo pensar que al final, después de los finales, solo quedarán un par de buenos amigos sinceros, un poema de Pound o Panero rondando en la cabeza y una resaca que todo lo reconstruye -como un Ave Fénix infinita-. Todo lo demás, solo desaparece.



viernes, 14 de marzo de 2014

POEMA PARA MORRISSEY

Columna quincenal publicada en Esquisses.
Viernes 14 de marzo del 2014.




Los días
se repiten
como meteoritos dulces y sin órbita.
Se cansan y disipan,

se divorcian y acolochan
sobre almohadas tristes
donde duermen,
junto a una canción
lumínica y poderosa
que los salva
poco a poco.
Luego llega
el tibio alucín:
la rabia, el enojo,
el estruendo, el odio,
el amor desde la monotonía
de los vecindarios, los ritos, el adiós.
Todo se desintegra a cuentagotas.
Todo es un Titanic inhalando icebergs,
parafraseos, dudas, sueños, quimeras.
Nada,
nada volverá a ser lo mismo
después de una madrugada
anestesiada en lisérgicos.
Nada volverá a brillar
como antes,
ahora que todo es una arritmia
de decesos y un solo de guitarra
ensimismado, crispando diablos
y flotando en el aire turbio de la memoria.
El poema, digo, tu risa es una estrella
cayendo bocabajo. Triste, sutil, ligera, solemne.
Lo mejor será borrarlo todo y empezar de nuevo.
Con un peinado raro y una camiseta y un walkman.
Delirando bicicletas en verano y ocio y pavimento.
Entonces olvidarnos no será fácil,
será una lección ensangrentada
donde nos romperemos los puños
a cada rato, con cada estrofa mal cantada.
Y los símbolos oscuros de la desdicha
nunca volverán a alcanzarnos. He dicho.
Bajo el sol infernal de una tarde de marzo.