viernes, 24 de abril de 2015

12 PISTAS VISUALES para un país naciente

Columna quincenal publicada en Esquisses.
Viernes 24 de abril del 2015.




Foto: Plaza Pública, manifestación pacífica 25A.
Paso mis días frente a un computador haciendo tres de las cosas que más me gustan en esta vida: escribir, editar y escuchar música. Y con eso creo que tengo suficiente para ser feliz.

Los dolores inevitables en la espalda se han convertido en un martirio constante y un martilleo incómodo. Pero no importan, en serio (☺). Lo que importa es ese dolor erguido en rabia de ver como gente miserable en los puestos de poder se hace milloneta a costa de un pueblo urgido en hospitales, escuelas, centros asistenciales, centros culturales, centros de entretenimiento, seguridad, tranquilidad, felicidad, bienestar a secas. Ese dolor debería ser motor para manifestaciones masivas, para protestas colectivas, para instantes sabatinos en los que una marcha honesta al centro de los parques sea el momento hermoso donde se escriba la merecida y anhelada historia; y no, como estos apuntes minúsculos y torpes que se me ocurren apresuradamente a esta hora. Pero que igual, se los comparto antes de que me arrepienta. Eso sí, nos vemos mañana en el Parque.


  1. Desde el fondo y en ascenso, un Impromptu de Chopin orgasmea galaxias y esdrujulea intrínsecos agujeros negros. ¡No, el término “agujero negro” existe por Guatemala, y solo por ella! No hay de otra.

  1. “No, no quiero hablar de política… vos sabés que soy apolítico y me pela mucho la verga” –le insisto a Jota mientras explota la voz de Gustavo Cerati en precisiones matemáticas desde la miope rocola–. “Mi bróder –me dice Jota– ya deberías saber que la poesía es un acto político”, dice mientras espanta unas moscas de los litros.

  1. Manejo atento, escucho atento. Fela Kuti me dice más de lo que puedo entender desde otro tiempo. En el rojo del semáforo un Hummer y una Prado aceleran contra todos. Los niños que hacen malabares escuchan mi canción del estéreo, y obvio, les da risa.

  1. Todos los jueves, Mariana va a escuchar su concierto de Trova que tanto la inspira. Ella se siente revolucionaria cantando a Sabina, Delgadillo y a Silvio. Después regresa a su casa y tuitea versos de Neruda o Galeano hasta que se le acaba el Internet, y le da sueño.

  1. Dos amigos periodistas se reunen a platicar sobre las increíbles fotos que le tomaron a “La Seño” en su declaración a los medios. Uno de ellos maulla, tal cual gato. El otro, menos barbudo, le muestra su credencial inconscientemente al mismo tiempo que lo abraza con envidia y otras cosas en el corazón. Después de unos minutos, los clásicos locutores de la radio repiten: “¡¿Qué estás tomando?!”.

  1. De tíos militares no se construye una patria. Tampoco de tíos guerrilleros y/o artistas que escriben sobre militares en columnillas con nombres exóticos que venden bien pero se leen poco.

  1. Una niña, de nombre Lisbeth, abre el plástico de su primer cedé mientras su padre, milico, putea a la madre insistentemente al otro lado de la sala en una Navidad rascuache de los noventa. El cedé es de Stress, y Ricardo Andrade no tiene nada que ver con esta historia.

  1. Lisbeth, ya de veinte, deja que Ernesto se la coja varias veces al mismo tiempo que una canción de Bronco destila furia desde una Suburban en la calle de enfrente. Ernesto es el primo-hermano de Lisbeth, pero eso no importa. Lo que importa, es que a Netío lo están esperando sus tatas para ir a comer el Pavo de Acción de Gracias. Por eso afuera, los guaruras esperan pacientemente al consentido.

  1. Alvarito es una eminencia en la San Carlos aunque la dejó hace un par de años por clavos con la mara. Los de Agronomía lo aman. Los de Ciencias Políticas lo idolatran. Los de Medicina no lo extrañan. Algún día, él bien lo sabe, tendrá que ser el gurú de una manada (de ladrones) que desconoce el dolor ajeno. Él si lo conoce, no es mula, pero sabe que en el fondo “la necedad es necia” y eso es un mantra (palabra que desconoce). Él no es Jim Morrison, a huevos, pero de tanto escucharlo algo se le ha pegado hasta en los huesos y en la greña.

  1. Una canción de los Rolling Stones suena desde el fondo de una grabadora. Nadie sabe quien la puso. Pero Marce, la prima de una cuata del Nelson, alucina con la fumada de piedra más alucinada que se ha metido desde la esquina miope de un motel olvidado. Ahora suena Joplin y después sonará Zeppelin y después Manson.

  1. En una huelga contra la minería cantaban Creedence. Yo pensaba, “¿qué putas hago acá?”. Después de la huelga nos fuimos al bar de un cuate, y, en los estribillos de Jimmy Page encontré el oro. Digo, la luz divina al agacharme entrando al baño.

  1. La Úrsula abría las piernas mejor que una contorsionista y les vendía sellos falsos a los meros meros. Hasta que un día el Hugo, después de andar “malatazeando” con esos sus cuates hijos de diputados, se la llevó al puerto y la vendió a un circo, el muy hijuepueta.


BONUS TRACK: “Todo va a estar bien”, dice Marley repetidamente en esa rola hermosa. Pero es que son tantas las historias, los artículos leídos, las muertes olvidadas, la historia pisoteada y la costra de un dolor que aún no deja de sangrar. Por eso, qué bueno, qué bueno es ser testigo de este cambio.

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