jueves, 19 de abril de 2012

LAS EXPOSICIONES, el arte conceptual y el cinismo

Columna censurada por Diario de Centro América.
Días después, decidieron no publicar más mi columna.


Foto: El Préstamo, obra de
Aníbal López (2000)
Cuando pienso en arte, lo primero que se me cruza por la cabeza es un cuadro enorme, azulísimo, de Joan Miró que vi alguna vez en España. El museo estaba vacío. Las paredes y los pasillos se me hacían impecablemente sobrios. Eran unos pasillos gigantes por los que recorrí salones y más salones, en solitario, frente a bellezas vanguardistas que se convirtieron en una de las experiencias más perdurables y enternecedoras que poco puedo transcribir en palabras.

Eso fue hace más de diez años, y la verdad, no podría calcular a cuantas exposiciones he ido desde entonces. Arte neofigurativo, neopop, artmedia, transvarguardismo, instalación, readymade, happening, performance, hiperrealismo, bad painting, action painting, fotografía, paisajismo, arte decorativo, arte conceptual, etcétera, etcétera. Son muchas las variantes y siempre regreso a esa imagen del cuadro azul del catalán en mi cabeza. Supongo que por eso voy a las galerías de arte, con la esperanza de ver algo que verdaderamente me sorprenda. Aunque la verdad, no me gusta mucho ir a las aperturas de las exposiciones. Siempre se me hacen frívolas y arrogantes. Pero voy, tan solo para llevarme la contraria y hacer vida social, que le dicen. Además, es grato encontrarse con gente disímil, que de alguna extraña manera está conectada.

Al final me da igual que unos chicos expongan sus grabaditos en la Embajada de México, que una chica primeriza exponga unas joyitas fluorescentes en una bodegona chic del centro o que un grupo de bachilleres borrachos discutan sobre poesía concreta en una galería patrocinada por la Cooperación Española. La verdad, no me interesa ninguna de esas idioteces. En Guatemala hay muy poco arte que verdaderamente me interese. Son contados los artistas que realmente me cuestionan la identidad y me sorprenden con una buena conversación, en vez de una pose mediocre de artista sufrido y posmodernista.

La mayoría de las veces voy a estas inauguraciones, porque me encanta conversar con las personas que asisten –la mayoría son conocidos–. Es como ir a una reunión de amigos en donde hay arte en las paredes, a veces música, pero sobre todo: VINO GRATIS. Por otra parte, me gusta ver sus expresiones al ver una pintura, una foto, un joyerito. Además es ameno encontrarse con alguna sorpresa de vez en cuando.

De todas esas sorpresas, quizá la más grata, fue haberme enterado hace unos días de que Aníbal López, quien firma como A-1 53167, y además, es un amigo a quien quiero y respeto muchísimo, haya sido invitado a la dOCUMENTA en Kassel, Alemania –una de las exposiciones más importantes de arte contemporáneo en el mundo–. Sin lugar a dudas, Aníbal es uno de los artistas conceptuales más transgresores y radicales de Latinoamérica, quien ha roto muchos de los paradigmas del arte contemporáneo y ha abierto la brecha para la crítica, la disciplina y el fulgor de los nuevos artistas guatemaltecos; entre ellos, algunos que se las llevan de "sabelotodo" y pregonan miseria artística y genialidad obsoleta.

Un brindis por el cinismo. Enhorabuena, mi querido Aníbal.

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