martes, 22 de octubre de 2013

QUERIDA FAMILIA, no me abandones


Exposición: Querida Familia
Participantes: Alejandro Marré, Álvaro Sánchez, Alejandro Azurdia, Andrea Mármol, Ana Lucía Cofiño, César Moncrieff, Erica Muralles Hazbun, Juan Pensamiento Velasco, Juan Pablo Canale, Lily Acevedo, María Alfaro, Muxxi, Manuel Regalado, Marilyn Boror, Mario Profundo y Quique Lee.
Curadoría: Alejandro Marré y artistas
Conversatorio: Miércoles 23 de octubre a las 19 horas


 

Dice Eduardo Galeano: «El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas». Al escribir esto, la garganta se hace un nudo y pienso en la exposición Querida Familia, que está colgada en la galería de arte de la Alianza Francesa durante todo octubre. Ahí podrán encontrar muchos de los referentes, antropológicos y sociológicos, de lo que la familia –ése germen incipiente de toda sociedad– significa en estos tiempos de codependencia a las redes sociales, erradicación de las fronteras, masificación de la violencia, irradiación del lenguaje en todas sus variantes, carencia de reflexión y desvalorización de los rasgos oportunos, que todo grupo social ha incorporado y legitimizado para su buen funcionamiento. Entre otras cosas.

En sí, para ponernos prácticos, la muestra es un compendio que reúne pintura, video, diseño, grabado, instalación, intervención y mixmedia de la mejor manera. Muy profesional, muy bien montada, sí, y excelentemente diseñada a partir de la museografía que el lugar permite. Para no redundar mucho, es la convergencia mejor creada en una exposición de arte desde hace mucho tiempo. Esa es mi opinión, claro. Sólo el título sugiere un punto de partida, un estallido, un big bang de ideas, una página en blanco. Luego, a manera de catarsis colectiva, el texto de Juan Pensamiento (que inaugura la exposición) nos invita a la reflexión y al diálogo. Así, bajo el precepto del lenguaje aprendido, vamos cerrando círculos y abriendo otros. Rápidamente y viceversa.


Sólo falta con observar los afiches hechos para la muestra, otra genialidad del maravilloso Álvaro Sánchez, quien nos condensa el pasado y el futuro, reunidos en piezas singulares que representan certeza estilística a través del discurso gráfico.







Todo en esta exposición es familiar y cercano. Pura intimidad. Puro sentimiento. Nada que no encontremos en este mundo, en este país, en este territorio. Tibia caricia que nos protege del ruido lacerado del mundo exterior, ése que también nos pertenece, ése insulso y cotidiano abrigo, ésa otra familia. Cielo de otros infiernos. Abrazo protector. Salvavidas teórico. Guía de instrucciones prácticas para la vida, que es torpe y cansada, como todos los días en el trópico y su lluvia de odios.


Resta importancia aclarar que cada una de las obras opera a su antojo, de manera independiente. Es decir, a solas, en el contexto "familiar" de cada artista. También es inoportuno decir que todas confabulan, y pretenden, en el mejor de los casos, asociar el significado (familia) con cualquiera de los significantes (según la RAE: «1. Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas. 2. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje. 3. Hijos o descendencia. 4. Conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o tendencia». Etcétera.)


Pero ya dicho esto, sólo queda abarrotar con recomendaciones a la susodicha. Invitarlos, pues, a que vayan a visitarla y reflexionen sobre su familia, la de ustedes, la de sangre, la adquirida. También sobre la otra. La olvidada, la ausente, la marginal, la guatemalteca, la de los informes desaparecidos, la de los huesos olvidados, la del tempestuoso dolor diario. La que no queremos ver, ésa, por más que queramos.

Lilly Acevedo

No se la pierdan. Mañana miércoles es el conversatorio y es buena oportunidad para inyectarse de arte contemporáneo. Además, para conversar y ponerle el dedo a los artistas. Digo, para que respondan a sus preguntas y les expliquen con manzanas. Ya que de nada servirá decirles que en la obra de Juan Pablo Canale encontrarán alucinación verídica. En la de Alejandro Marré, alivio y genio. En la de Álvaro Sánchez y Alejandro Azurdia, espesor y autopsia. En la de Andrea Mármol, un testimonio de identidades irrefutables. En la de Mario Profundo, técnica. En la de Quique Lee, tendencia. Y así, con cada una de las obras expuestas, encontrarán algo que los conecte con el arte actual de Guatemala.

O talvez sí, si sirva decir todo esto.
Juan Pablo Canale

Juan Pensamiento
Alejandro Marré

Y así, cuando menos lo imaginen, se sentirán parte de esta familia de artistas que promulgan reflexiones desde el arte. Sin duda alguna, una prueba de que la familia nunca nos abandona. Está ahí, de alguna extraña manera, aplicando ungüento para los vergazos constantes de la vida. Esos que duelen. Esos que otras veces incomodan.

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