viernes, 16 de mayo de 2014

STEREO OFFSET y la música

Columna quincenal publicada en Esquisses, en el blog de Javier Payeras y en Revista Crónica.
Viernes 16 de mayo del 2014, domingo 18 de mayo y viernes 29 de mayo.





Esta semana se presentó mi libro “Stereo Offset” publicado por la reaparecida Editorial X. El libro está compuesto de cincuenta relatos y microrrelatos, en los que situaciones aisladas y recuerdos personales, permean la ficción a través de fotografías in situ y prosas musicales, que bien podrían estar aderezadas con el sonido amplificado (estéreo) de una máquina de impresión offset como las que imprimen los matutinos. Pero no, las historias del libro están infusionadas con música de Arctic Monkeys, Radiohead, Morrissey, Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati, Patti Smith, Jim Morrison, Manu Chao, Black Sabbath y algunos otros.


Inspirado en todo eso, Javier (Payeras) escribió un texto sobre el libro que quiso se publicara en Esquisses –gracias, querido, tus palabras son analgésicos en una época donde todo sucede tan rápido, que no nos damos cuenta del verdadero poder que tienen las palabras; y tus palabras, compadre, son un regalo maravilloso para tiempos mejores–.


Abajo pueden leer el texto, talvez los anime a comprar el libro.





OFFSET PARA UN BROMO PRESENTE
Por Javier Payeras


Complicado hacer algo hermoso de esta edad destartalada. En oposición a lo que sucede en los lugares hermosos donde en realidad nada sucede.

Uno puede tener un ventanal que nos fulmina con la visión de una playa de arena blanca. Mientras bebemos vodka helado –como en una novela de Bret Easton Ellis– sin saber lo que es una goma ni un accidente cerebrovascular a causa de cocaína adulterada.

Pero, ¿la belleza no puede ser todo su contrario?: esos apartamentos donde están a punto de echarnos por mora; esos personajes que visten de cuero bajo un calor mayor de treinta grados y se hacen llamar morrisones; acaso no puede ser la patrulla y el enano corrupto que pide mordida con eficacia de evangelista. Tanta belleza en los detalles “un suéter amarillo”, una tarjeta de crédito y al fondo de nuestras mentes la tonadita de Manu Chao que nos pudrió con jipismo el hipotálamo. ¿Acaso no hay belleza en eso ¡carajo!? Claro que la hay porque los libros transforman el paisaje y el paisaje del ahora es tan siniestro como esta serie de microrrelatos Stereo Offset de Pablo Bromo.

Nunca voy a denunciar cuáles son reales y cuáles son ficticios. Pero sucede que somos compañeros de un largo viaje en el que involucramos literatura, fiesta, arte, fiesta, dolor, fiesta y muchas alegrías y fiesta. Desde hace rato que ya no nos dicen muchachos, que ya no nos echan su mal aliento encima dicéndonos que tenemos que aprender a escribir. No sé si eso es bueno o malo, no me importa, lo que sí importa es que estamos vivos y que cada vez disfruto más leyendo a mi amigo. Porque escribe lo que a mí me gustaría escribir... Si uno pudiera ser amigo de todos los buenos escritores de todos los tiempos, uno se acercaría a esa anormalidad de la vida que se llama felicidad constante. Tal cosa no es posible, así que nuestra alegría es breve y a destellos.

Tenemos muchísimas cosas que ver mientras leemos extaños libros que hablan de viajes espaciales o de Tarot o de psiquiatría. Disfrutar a Hemingway cuando hacemos cola en un banco y los televisores pasan los mejores goles mundialistas de todos los tiempos. Dejar perdido el tomo carísimo de Antiedipo Capitalismo y Esquizofrenia en la mesa de una tiendita de la Zona Uno... Esa ilustración nuestra que nos lleva a vivir mientras escribirmos, a vivir mientras leemos, a vivir mientras damos forma a esa utopía pendeja que llamamos “carrera literaria”. No queda otra, escribir con lápiz para borrar lo que definitivamente no valga la pena. Hacer libros pequeños para que sean leídos rápidamente y deslumbren a un lector sin la penosa interlocución de un crítico o un reseñista desinformado.

¿Y la música? La música está puesta a todo volumen, pero este libro necesita una entrada para audífonos que complemente su prosa exacta y sincera: The National, Patti Smith, Morrissey, Arctic Mokeys... También una pantalla inflable que pase los mejores momentos de David Fincher o Wes Anderson. Un libro lleno de citas, guiños, información. Un mapa enigmático del presente.


Han pasado los días y las influencias, pero este libro me gusta y me seguirá gustando, porque cada vez que lo lea será hoy, siempre hoy.




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