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viernes, 2 de octubre de 2015

DISCO RAYADO: poema con música-tráfico de fondo

Texto publicado en El Danzante #19 del Danzón Pérez.
Octubre del 2015.


 
Oh nena

no sabes lo difícil que es manejar a casa

con el tráfico de la hora pico

y los policías de Emetra silbando acordes

de una sinfonía agitada después del trabajo

no hay Triphop que calme mis ansias

ni Afrobeat que disipe la rabia en mis colochos

sentado voy solo

en el asiento del Fiat

que cada vez se hace más viejo

mientras los hombrecitos

del Peugeot de al lado

tocan sus bocinas como hienas furibundas

y un Mazda me da paso

acelero

me hago a un lado

un camión de helados

lanza fuego porque no doy vía

no quiero dejar pasarlo

quiero llegar a tu Electro

a tu Bossa Nova cósmica

en el Transmetro van silentes

todos los pasajeros que parecen sombras tristes

espectros de otro día mutilado hasta la médula

yo quiero estar a tu lado

bailando Cut Copy o Depeche Mode

hasta que el sol inunde nuestros ojos

después de una noche de Deep House

zumbándonos las zapatillas grises y

los ademanes torcidos

por la lenta caracola

que es el deseo gimiendo espasmos

en nuestras tibias nervaduras



Oh nena

quisiera escribirte algo solemne

contarte por ejemplo

que todo va a estar bien

después de este tráfico insolente

que no hay rola de Soda

en la que no te apriete a contra recuerdo

o que en la voz de Alex Turner

encontré tu risa dormida el otro día

pero el tráfico es mortal

y es mordaza como una serpiente enajenada

de luces y conos y bocinas

me desespero en grupo

pero voy solo en este infierno de pedales sin vino tinto

busco un cigarro

apago el radio

veo el celular

volteo al Toyota

de mi derecha

me saca el dedo

me manda al diablo

quisiera detenerme

y esperar que tu risa ilumine mi noche

apenas son las 6

y tengo que terminar unos pendientes

ordenar mi ropa

fumar cigarros

intentar dormir

con el brillo de tu ausencia



Oh nena

quiero llegar a casa para escribirte

para poner el nuevo disco de Beach House

y encerrarme en naderías

donde el bien y el mal no existen



¿Estás ahí? ¿Sigues leyendo este delirio?



Yo voy a 4 kilómetros por hora

y la voz de Waze me desespera

quiero descansar

y empezar a editar mi nuevo libro

que debo entregar a finales de septiembre

no puede ser que el tráfico de la hora pico

pique nuestros sueños y los consuma

no puede ser que la felicidad

esté atrapada en un recuerdo

de días y canciones olvidándose

no puede ser que estas palabras

poco a poco

se desintegren

con el mejor Shoegaze o el Dream Pop

que sólo tú me conoces de memoria



Ya crucé La Reforma

y el diluvio de policías

es una diatriba anestesiada en furia

si nadie llevara prisa

podría jurar

que todos se bajarían de sus carros

a somatar sorpresas con caramelos agrios

sobre sus cascos oficiales

voy llegando a La Séptima

enciendo el radio

pongo un disco que grabé

hace unos días

2 canciones de Arcade Fire

1 de Bowie

3 de The xx

y ya voy cantando

estoy a pocos metros de mi casa

y todo parece un infinito indeleble

de prosas paciencias y poemas



La lluvia cae

bajo por la rampa

estaciono el carro

y empiezo a escribirte

como un desesperado

en el bloc de notas del teléfono

al mismo tiempo

una canción de Nick Drake

irrumpe con su risa teórica

son las casi 7

y después de una hora de cruzar los dedos

y surcar los mapas de la ira

puedo decirte:



no puede ser que la felicidad nos dure tan poco

tan poco puede ser que la felicidad nos dure no



y así hasta que vuelva a verte

en mis sueños donde existes.
 

lunes, 18 de mayo de 2015

DISCO RAYADO: el idm es mi nueva música clásica

Columna publicada en El Danzante #16 del Danzón Pérez.
Abril del 2015.



 
Toda esa resaca auditiva que deja la Semana Santa –con sus edecanes reguetoneras, fiestas bachateras y bailarinas houseras– me hizo armar algunos playlists con lo mejor de Tycho, Jon Hopkins, Apparat, Caribou, Flying Lotus, James Blake, Autechre, Thom Yorke, Björk y otra marita fina; para quitarme el mal sabor de boca por la espantosa lasaña veraniega (de la fiesta de al lado) escuchando a Banda El Recodo mezclada con Calvin Harris en un nonstop de cuatro días bulliciosos, lecturas interrumpidas y calor insoportable de la costa.

Tampoco es para tanto. La verdad, me la pasé muy a gusto en Semana Santa pero eso de escuchar como retumban las pobres bocinas de los vecinos con su música mala (popular a fin de cuentas) enlistando una variedad de tonaditas cargadas de injuria fiestera, reducida a palabras como “vacaciones ardientes”, “pachanga veraniega”, “hot fun summer” y otro montón de mercadeadas comunes… no es mucho de mi agrado.

Pero es que ver a la gente hinchada en alcohol y contaminando el ambiente sonoro con música chinche y miserable, de verdad no es lo mío. Insisto. Prefiero en último caso (muy lejano), un Guns N’ Roses ochentero, una Cumbia cadenciosa o una Selena caderona aderezando la parranda con un par de cajas de cerveza bien fría, amigas cariñosas en microbikinis y una que otra bolsa de Chicharrones Señorial para el monchis mañanero. Así, creo que va mejor la cosa. En vez de estar replicando la santa desdicha de una bachata desafinada o el “cero glamour” de una quebradita, poco original y llena de cascabillos.


A lo que voy es que la mayoría de la gente (y es mayoría, no lo duden), prefiere escuchar las listas famosas del Deezer. Sí, esas que dicen “Sale Puerto” o “Full Parranda” en vez de relajarse con un poco de DJ Koze, Four Tet o Ellen Allien al lado de la piscina, leyendo una novela policial o asando puyazo nacional en la churrasquera del patio trasero.


Es verdad, la música popular es el Diablo. Pero no siempre lo ha sido.


En otras épocas, la música popular ha estado impregnada de cierto misticismo propio de la música culta, clásica, académica o como quieran llamarle. En varios sentidos se han alimentado una de la otra, y esto ha resultado en un tortrix bien merecido y lleno de buena onda. Por eso, hay veces que pienso en Ravel como un Elvis Presley sinfónico, un J. S. Bach como un Jimi Hendrix convulso o un Chopin como un Kurt Cobain melancólico. No sé, a veces me da por pensar que la música electrónica (la más culta y experimental de todas) ha sido una evolución sistemática y necesaria de la música clásica. Su último eslabón y certeza. Pero esta idea, mis queridxs, es solo el esbozo de algo mucho más grande que no escribiré en esta nota postraumática, citadina y semi-bronceada.

Además, piénsenlo bien, sería estúpido imaginar a Mozart como a un Residente de Calle 13, a Wagner o Brahms como a un Tigre del Norte enajenado, o a Beethoven como a un Thomas Bangalter de Daft Punk tocando house triste. Aunque sí, puede que mucha de la música clásica pueda engalanarse con lo mejor de la música Pop del presente.

Por otro lado, me gusta mucho imaginar que los sonidos de Greg Haines, Nils Frahm o Sascha Ring son muy parecidos a los experimentos inmensurables de Arvo Pärt, Béla Bártok o Yuji Takahashi, personajes indispensables de la música clásica del siglo veinte. O que ir a un concierto de Ryoji Ikeda o John Cage, sería un alucín que no-tiene-precio.

En fin –a manera de escrito balbuceante y sugerente–, los invito a escuchar doce discos que considero chulos, geniales y alucinados. Si les gusta el IDM o cualquier variante de la electrónica “experimentona” creo que serán mucho de su agrado. Los pueden conseguir o escuchar gratis en internet, y reflexionar sobre estas líneas paralelas e imaginarias que trato de dibujar entre la música clásica del siglo diecinueve y estas delicias maravillosas del siglo veinte y veintiuno.

Saquen ustedes sus conclusiones. Pero eso sí, disfruten.

1. «Where we are» de Greg Haines, 2013.
2. «The Ravedeath» de Tim Hecker, 1972.
3. «Selected Ambient Works 85-92» de Aphex Twin, 1992.
4. «Boiler Room X Dimensions Opening Concert» de Nils Frahm, 2014.
5. «Bricolage» de Amon Tobim, 1997.
6. «The Inheritors» de James Holden, 2013.
7. «Cosmogramma» de Flying Lotus, 2010.
8. «Music has the right to children» de Boards of Canada, 1998.
9. «Dive» de Tycho, 2011.
10. «Tri Repetae» de Autechre, 1995.
11. «There is love in you» de Four Tet, 2010.
12.  «Dead Cities» de The Future Sound of London, 1996.

viernes, 20 de marzo de 2015

DISCO RAYADO: La música avanzada

Columna publicada en El Danzante #15 del Danzón Pérez.
Marzo del 2015.



Al respecto de la experimentación, Brian Eno responde en una entrevista que está fascinado por los músicos que no comprenden completamente el territorio en el que están parados, pero que es ahí cuando uno hace su mejor trabajo musical.

Así como Brian Eno hay una docena de músicos y productores que me parecen interesantísimos, tanto por su aporte creativo como por su desdén infalible e irreverente de hacer introspección musical y crear trends automáticos: Timbaland, DJ Shadow, Aphex Twin, Thom Yorke, NigelGodrich, Trent Reznor, Rick Rubin, Timbaland, Dan Snaith, Paul Epworth, Tycho, Apparat, Dr. Dre, George Clinton, Pharell Wiliams, Quincy Jones, Gustavo Santaolallamuchos más.

Esto me pone a pensar en la música que se está produciendo a nivel comercial y en las consecuencias que ésta produce en sociedades como la nuestra; donde no abunda la teoría, crítica, análisis y plataformas conscientes para que la creación musical se exponga meritoriamente. En años anteriores, la edición de Semana de Música Avanzada ha sido el único canal de convivencia entre músicos, DJ’s, productores y público de la escena local electrónica. Digo el único –y no nos pongamos tan seriospues–, porque su manera de abordar los discursos del espectáculo musical (digital y análogo), ha provocado retos fascinantes que permean e integran la música electrónica con otras disciplinas artísticas y mucho másPero bueno, como les decía anteriormente, no nos pongamos tan serios y bajémonos del olimpo sonoro pa la pista de baile con esta sentencia tipo trend topicSMA es la mera uva”. Pero, ¿qué es SMA?

La Semana de Música Avanzada es un territorio de experimentación y a la vez un espacio en blanco, una catapulta de ideas, un resonar de propuestas y un manojo de esfuerzos. Por eso agradezco amaral que hace posible que festivales sonoros como este existan, provoquen y generen sistemas de cambio a futuro inmediato. El trabajo de productores locales como Andrés Castaño y su guarida Cube Rec ha sido vital para el crecimiento de la generación electrónica que hoy disfruta de fiestas, baile, música, chelas más fiestaY es aquí donde viene el aporte de ustedes: Vayan, participen, cuestionen, opinen, disfruten y compartan la SMA que llevan por dentro.

Acá un pequeño test pa’ que lo respondan con Lapicero Bic en mano.


1. La música avanzada del país me provoca:

a) Nada.
b) Emoción, ganas de ir a todas las fiestas y ver gente.
c) Fijo iré a la próxima edición.
dNo voy a ese tipo de eventos. Qué hueva.
e) No sabía que hay música avanzada en Guatemala.


2. Quisiera ir a un taller o conversatorio de SMA, pero:

a) ¿Para qué? No me interesa.
b) Los horarios no ayudan mucho.
c) Iré a todos los que pueda el próximo año ;)
d) Prefiero ir por unas cervezas.
e) ¿Hay talleres y conversatorios de música en Guatemala?


3Nombrá tres DJ’s o Productores guatemaltecos que te gusten:

________________________ , ________________________ y ________________________ .


4.  ¿Cuál de todos los eventos de SMA2015 te llamó más la atención?

________________________________________________ .

5. ¿Cuál DJ o Productor extranjero te gustaría ver en vivo?

________________________________________________ .

viernes, 27 de febrero de 2015

DISCO RAYADO: Dos discos pa el roadtrip

Columna publicada en El Danzante #14 del Danzón Pérez.
Febrero del 2015.

Todo viaje sugiere un ritual sonoro que hay que preparar con tiempo, gusto y ganas. Ya sea con Deezer, Spotify o los playlists del iPod. La idea es aderezar ese viaje a la playa, de vuelta a casa o al fatídico trabajo.

Por eso decidí recomendar dos discos poderosos y sexys que me han acompañado en la carretera y que estoy seguro apreciarán hasta en la sopa. Escúchenlos de principio a fin y disfruten de todas sus texturas.


POOLSIDE – PACIFIC STANDARD TIME.  A Poolside los conocí por esas sugerencias (a veces acertadas) de Spotify. Su ritmo groovy, funky, suavezón y relajado me atrapó de inmediato. Armonías pegajosas y playeras, organizadas al mejor estilo de la música fina (Tycho, Groove Armada, Boards of Canada o Washed Out). Ritmos sensuales y llenos de texturas espaciales. En sí, música sofisticada sin tanto adorno y con la sutileza creativa de “quien la puede”. Tanto así que James Murphy (LCD Soundystem) ha puesto algunas tracks en sus conocidos DJ Sets. Desde la covereada «Harvest Moon» a las dance-disco-groovies «Give it a rest», «Between Dreams» o «Without you» pareciera que a los dos músicos de Los Ángeles le sale muy fácil (y hermoso) lo que hacen. El disco es perfecto para maridarlo con una ida a Sipacate o para desvestir a la novia/novio de a poquitos.

Así de sabrosón está el disco.


PHANTOGRAM – VOICES. Estos dos chavos fueron la sorpresa del 2009 con su disco Eyelid Movies, que llegó a los mejores charts de discos indies y alternativones en un abrir y cerrar de ojos. Rápidamente la crítica los encasilló en un triphop tipo “dark listener”, que dejaba ver lo mejor del triphop noventero: Portishead, Massive Attack o Tricky. A diferencia de que Phantogram parece remezclar el triphop viejo para hacer un pop más denso y callejero. Pero bueno, en el disco del año pasado la historia cambia. El dueto gringo parece retomar la línea ácida de la electrónica con una voz más sensual e hipnótica (Sarah Barthel). Las texturas están más trabajadas, los delays persisten en los sintetizadores y la múltiple gama de loops baila en conjunto con las distorsiones, que le añaden una violencia casi orgásmica (muy parecido a lo que logra Victoria Légrand en Beach House o Beth Gibbons en los primeros discos de Portishead). En sí, es una belleza de disco que flota y no languidece en sus más de 40 minutos de altibajos rítmicos. Es perfecto para mezclarlo con una fiesta al aire libre (con asado y cervezas) o para viajar rumbo a Atitlán con el tibio celaje de fondo.

En cuatro palabras: Una nave de disco.
 

sábado, 20 de diciembre de 2014

DISCO RAYADO: Welcome to my world


Columna publicada en El Danzante #11 del Danzón Pérez.
Diciembre del 2014.



A ver, me presento. Soy escritor, editor y melómano empedernido. Trabajo como editor creativo en una página de ventas por internet y me dicen Pablito. Todo el día escucho música: desde Kendrick Lamar, Nilhs Frahm, Solomun, Cut Copy o Joy Division pasando por Led Zeppelin, Coltrane, Friendly Fires, Spinetta o Phantogram. Este es mi speech de bienvenida al Danzante, sacado de una mala sesión primeriza de AA.

Creo asiduamente que todos tenemos un soundtrack de vida que llenamos con gygabites de olvidos y recuerdos. Tibia colección de instantes donde el ritmo es una necedad infalible y una promesa bailable para tiempos mejores. Otra cosa que creo es que el baile (o el buen danzón) lo cura todo, o casi todo. Por eso bailar es la receta, siempre con la certeza de que la siguiente rola será “la canción”.

Dicho todo esto, solo puedo añadir aquella frase de Nietzsche que sin música la vida sería un error, un terrible error. Así que disfrutemos juntos de esta colmena de avispas delirantes sobre la pista de baile infinita y deliciosa que es el disco rayado del día a día. El nombre de la columna será «Disco Rayado». Acá escribiré: reseñas, crónicas, experimentos, poemas, sílabas balbuceantes, gemidos tenues, maullidos teóricos, orgasmos, pasos de baile y mucho más.

Como dice Dave Graham de Depeche: «Welcome to my world».